Me
bastan tus sienes en espera y la espesura de tu pelo para poblar la tierra.
De una
hebra nace la semilla fecunda y tu vientre exhala polen diamantino.
El
tiempo agita el reloj cuando en la senda el
recuerdo avanza. Hora de extracto.
Un adiós
en espera con limite, pañuelos de nubes
despiden fragantes armelias
La prisa
del mar enfurecido frena en la cresta de la ola, trepan nómades pájaros
a
picotear uvas en tus manos. Del cerro campanario huyen bestias en manada.
De tumbo
en tumbo avisoramos el anhelo de crear con piedras un ámbito palatino.
incrustar
salitres de felicidad en la gleba como
días azules de mares cristalinos.
Me doblo
de golpe para encontrar tu paso y me suelto al abisal precipicio,
de
cándido y tierno algodón en tu corazón, fluye tu mirada de indigo océano.
A tu
boca de agua marina alatrón ardiendo en los labios en la era del crisantemo.
Tu mirar
verdugo, asesina de mis ojos, me clavas puñales de besos eternos.
De ti
voy al secuestro. Con mis manos de barro y mis pies de playa y arenal pesado,
sobre
mis hombros despliego el velo áureo con que cubro la imagen de tu secuestro.
Del
cementerio de los besos escaldado, cielo de tu piel y la mia en adyacencia
intercalaos.
Tu risa
tapia mi oquedad de avidez saciada en tempestades violentas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario