Tal vez antes del mediodía
sin que camines por el ladrillo y
antes de haber transitado la
baldosa floja,
la mañana de trinos entone su
canto,
lleves la melodía en tu mano y
el curioso ojo del sol apunte
a tu hombro dorado,
con una rosa roja en su
penacho y
anuncie que de ti se ha
enamorado.
Sin saber de tu marcha el
viento agita el trigo y
dobla las cabezas de los
girasoles sonrientes en primavera.
La brusca ráfaga dobla sus
rodillas inadvertidas,
porque tú eres... desde
siempre,
el silencio ambulante de mi
sombra inclinada,
la noche hecha luz errante
bañándome de polen y sangre,
de amor y fuego terrestre.
Antes del mediodia...
Cuando amanecen tus ojos de
nube serena y
el volumen de tu dulzura
danza mis iris insurgentes,
afine el canto la paloma su
temple
mientras tu boca de suelto
naranjo acústico
arree la proporción de mi
precisa melodía.
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