Dame la piedra,
el hueco gastado,
el aire poluto
y el canto pálido.
Las pesadas batallas
del fango absoluto.
La oquedad doliente
de tu profundo
dolor ensimismado.
Áseme con mano valiente
para subirte hermano,
aunque me quiebre la muerte
del abisal infierno
hasta el firmamento cálido.
Rozar nubes de salitre
topacio,
volar en un plano celeste
donde otros bajeles
naufragaron.
Retornarán días de estaciones
claves.
Relicarios de hojosas
pesadumbres
huecos del planisferio deshabitado.
De odre en odre bebamos
espirituosos
licores, aun durmiendo como
servidumbre,
libres seamos de prietos grilletes.
La duradera luna será crin de rayo
de la fondeada hondonada seca
subamos
por hilos de bejucos
agrestes..
Que sea la sangre en la
enredadera
orfandad que adoptamos,
omitiendo azotes desolados.
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