jueves, 29 de mayo de 2014

EN UNA MUJER TODO CANTABA


Amanece el día lentamente
sin minima brisa que agite al álamo.
La luz refleja un ave sin pico y
la hierba deja su última gota de aliento.
Los altos cables dejaron su trono vacío
al arrullante cantar del palomo.
Agoniza el viento…
El jilguero olvidó su asiento
en la alambrada.
El hornero para su morada de barro,
humillado bajó su frente de laborada.
El horizonte desvistió la avena verde,
la hoja evocó su última alborada.

Pero algunas caracolas vibrantes
retumbaron pabellones y oídos
al ver una mujer que desprendió
su palabra entre dos rojas veredas alucinantes.
El fuego incendiaba su mirada y
por sus pestañas
bajó el aire con labor apresurada..

En una mujer
todo cantaba y reía.
su palabra era rocío y agua,
su delgada figura anillo de plata
y su rizado cabello dorado
se lacraba como la crin de una potra
desafiando al viento fecundo,
donde renacían multitudes de caballos
del humo
flotando brotadas llanuras y
la naturaleza reconstruía su orden
en forma digna.



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