No quiero
vagar bajo este sol
de desiertas
tinieblas
quiero
elegir poner los pasos
en la sangre
de la tierra,
considerar
una razón ilógica
donde el
amor venza la dialéctica
para
amanecer en tus ojos de barro.
Voy a
encender fogatas de momentos
y descartar
esta sensación
de perderte
entre soledades que la vida siembra.
Que esperen
los fosos profundos
antes voy a
aligerar las anclas de mis piernas tiesas,
anhelo que
estés aquí mujer lozana de turquesas
al desplegar
las velas al viento
con este
sentir que desborda por dentro
cuando la
palabra es escasa para perdurar en tus mañanas
voy a
seleccionar el instante revelador de tu mirar dulce,
ahí está el
origen que manifiestan
tus manos
espesas, danzante luz ambarina
que se
derrama echa diamante.
Fogón entre
piedras la llama que desata
dispersa
blancura de resplandor en mi alma quieta
como un
cerezo albo con su flor
equidistante
cenizo, sumisión ígnea de llamarada
cercana
rosa que no se enfría en el roció
dulce melaza
de azúcar y caña esbelta
como la
espiga madura del trigal que mis manos cosechan
tras el
rigor del frío me aguarda el madrigal
cálido donde
los cuerpos musicales se enlazan.
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