Soy el hijo paria del cosmos,
atrapado en la nebulosa red de la cotidiana
mediocridad.
El loco temperamental para los pálidos.
Sentimental y turbulento,
como la sangre revuelta en mis arterias.
¡ No
miro de la altura a la gente,
pero mis rodillas tampoco se doblan ¡
Tengo
las palmas gastadas del pasado.
Mi purismo algo impúdico
¡
Pero la lealtad es el himno de mi corazón ¡
Mi
lengua no va mas allá del limite que le concierne.
Y si me pica algún hablar traicionero
la comezón se
hace intolerable
y serpenteo con mirada de aguijón,
no le tengo miedo al espejo.
Es cierto que para otros me condena mi
historia.
Son los que hablan con la espalda
y no con la lengua de
frente a la cara.
¡Y del presente¡
Siempre van a juzgar sin argumento.
Si alguien pone en la balanza
un peso equivalente a mi honor acepto el desafío,
Aquí está mi
guante inmaculado.
Sin mas testigo que mi palabra.
Sin
democracia no acepto nada,
si me tiran con balas
respondo con cañones.
Juro que aún mi piel de instinto cede.
Doy por cierto el apetito de la carne,
no tengo ninguna piedra
para arrojar mis libres pecados.
Pero si me sumerjo por dentro, no soy carne de oferta,
todavía hay templos
blancos pintados en mi alma.
Mis piernas de calle y
asfalto caminan siempre para adelante,
con locura de ganado
estrafalario al sonido del disparo.
Me crié en el barro de mi calle,
con los códigos de barrio
como ley me eduqué.
Tropecé en el caos de las avenidas.
y más de una vez sin piedad,
me revolcó la vida.
Arrastro varios pecados que suelto en cada pisada.
Mis obstinadas rodillas aun no aprendieron a doblarse
ni mi
lengua a pedir clemencia.
Ni en la cama de los muertos,
ni
en el sepulcro de los vivos ambulantes.
¡Mi mayor pecado es ser feliz y pasional¡
¡Quien tiene el guante limpio para arrojar a mi
rostro¡
Todos los derechos reservados en Safe Creative
No hay comentarios:
Publicar un comentario