En tibio despertar de acecho agudo filo de guadaña
la mortal farsante, no la auténtica que su frio instala,
con umbroso placer ulcera serruchando los costales
Desvelo al cenotafio, diapasón de efímeras veleidades,
muerde lo carnal y sus dones al llar arden vanidades
cual lujurioso pavo real despliega su boato plumaje.
Áspero noctívago, colmillos inmersos en su sarcófago,
no son óbices variables en nuestro amor de consorcio.
Ambula el espectro, sacude hasta fatigar las ventanas,
como insomne paladín comanda sus aleves falanges
no sabe la enjuta que dos somos cúmulo de nosotros.
De
LLUEVE EL VIENTO EN LOS TEJADOS-
Publicado en julio 2019 - Ed. PALIBROS - N.YORK - EEUU
Hecho el
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