Cóndores maléficos y caníbales orugas
oteando y necrosando mis sesos de estanque,
garras bélicas de afilado metal en mi
enjambre
arrecian inclementes mi mente con bravura
Sol petrificado con púas, mortal espina
ardiente de estío.
Uñas airadas, plumaje homicida de las alas
errantes
flagelan mi pensar crispado con voraz
hambre
y con dolor cotidiano retornan en pos del
desafío.
Caudales de heces, bacón de nido triste y
herrumbre
me deja flagelo de humana anatomía.
Vegetales con dientes asoman con manía
El moho lacerante del planeta y su invasiva incertidumbre.
Me secuestran iracundos los vientos
inmortales
en la arena agresiva del resbaladizo
pantano
de la sombra y hoz telúrica asoma su mano
boca de cumbre, lengua de luna y humanidades.
De la higuera radiante baja “ella” en
apogeo.
Con su voz de encanto reviven mis husos sus
trigales
colmenas de miel, cesan los ardores
indomables
cuando en su hombro reposa mi cabeza de Morfeo.
De la sangre en caos volcánico y terremoto
Emerge una vena calma y apacible
Su corazón, fruto ruborizado en alambique
de raíz y ola baña mis pies en suave
maremoto.
Dulce corazón de flor naranjo y granada
Licor agrupado del amor en tonel febril
Me golpea alegre el corazón de pecho viril
Con su mirada esclavista de enamorada.
Manda sus ojos de rayo a mí con un beso en esquela
hace de mi marchita hortaliza un florecido
jardín
renuevo y cultivo, pan y paz agrupados deja
mi vivir.
Mi frente a sus pies, mis besos clavados en
su aldea
No hay comentarios:
Publicar un comentario