El frio invierno se calmó
en el agua solar,
antes el otoño de hojas espesas
barrió la sombra de las veredas.
Se abrió la brecha oscura
iluminado tu cuerpo de centella,
Tu pelo fue hebra
de viento en recuerdo/
.
En la disciplina de tu boca
me hiciste rehén de tus besos.
Recorrí tus lunares
que solo mis labios conocen
y ese derrotero entre dos valles
es el desfile de la luna/
Cascada de agua en tus pechos,
liba mi garganta frutales
de tus senos y llego
a los valles de tu cuello/
.
Antes caminé las llanuras
de tu vientre
y las playas de tus laterales/.
Así subí a tus ojos
de almendro fijo,
en el minuto húmedo
con las abejas zumbando
depositando miel en tu boca
y el colibrí en el incendio
de tus hombros sorbía polen
de ascua con su pico en copa/
.
Agua despierta
en la noche de tu cintura,
mis labios son la succión
de arcilla
que extendieron tus muslos felinos
La brisa es el quejido
en mi ronca garganta de arena,
tú instalas un vuelo de águila
picoteando la presa
así como te inclinas en mi pulpa
con afiladas crestas
de piedras visibles,
En tu horno de boca
me absorbes como una
estatua de sal disuelta
en tu pozo de lava ardida/
.
Nación de mi sangre,
pueblo de tempestad,
conozco el foso de tu entrepierna
como un nativo
criado en tus cultivos.
Abro las puertas de tu huerto
y me sumerjo
en oceánicos puertos infinitos,
donde la tristeza se opaca
en áurea cosecha/
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