Era
una tarde de lluvia copiosa,
gotas
de piedra golpeaban
el
tejado de cinc
La
aurora estaba en las manos
De la
ventana,
Coloridas
violetas de jardines
Oteaban
la trepadora hiedra
Mientras
ampliaba sus enaguas
irguiéndose
en la pérgola/
Éramos
del retumbar de chapas
los
cuerpos vibrantes del atabal,
agitado
abano de palmo enlazado con.
La
vista fija en los hilos gravitantes.
Como
los que veo
en la
transparencia de tu mirada.
Cuatro
ojos en dos orbitas se deleitaban
en el
baile del agua/
.
Se apaga
la lluvia en el vergel orquestado,
inicia
el desfile de su ropa con
desnudo
esquema de ángulos
Dominando
la pasarela de las caucas
en la
abierta pupila de la celosía/.
Tu
eras tejido fragor de borrasca,
yo
figura de guirnaldas sin preámbulo.
Un
conjunto de células
imbuidos
en el retrato del agua
donde
los pies descalzos
suben
engarzadas guirnaldas/
Esculpido
momento perplejo
en la contemplación
del florido pasto
nos
hicimos sépalos urdidos/
En la
yema de los dedos.
el
diluvio moría entre nosotros
bajo
el domo golpeado
su voz
declamaba
el
catar de nuestro vino añejo
pegado
a los labios de cópula,
crisol
donde fundimos témpanos.
Poema 42 – de mi libro PASIONARIO -Ed. ROJAS BOGLIACINO- Prov.de Entre Ríos-
Argentina
2013-
Hecho el Depósito según la ley 11-723-
registro de autores.
Todos los derechos
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