Extensa madrugada de desaire,
noche de andariveles
rememora el cuerpo trémulo,
el joven regresa
pisando su propio paso.
sobre los rieles incautos
dilapida controversias,
a contraluz de mustios faros
La sombre viaja cada vez más liviana.
Huésped de la noche cotidiana,
viajero de rutina alocada,
perturbado cruce con otras
vidas aisladas
concurre al incluso acontecer
la agonía no manifiesta.
Arrugada existencia que no
aplaca
el rigor de la jornada,
el desencuentro acecha con su
espina
como moneda de dos absurdas
caras.
Estrecho tiempo aguarda
advenedizo a la próxima mañana.
Se acuesta con otras vidas
paralelas
y tieso regresa a la obligación cotidiana.
De LLUEVE EL VIENTO EN LOS
TEJADOS- Publicado en julio 2019 - Ed.
PALIBROS - N.YORK - EEUU
Hecho el Depósito según la
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