martes, 13 de noviembre de 2018

NO ESTAS SOLA





No estás sola con la espina de la angustia​
ni tendrás que agazaparte de rodillas sobre piedras gastadas,​
con deshonra en el tránsito de la rueca de la vida descarnada​
Ni acelerar tu ritmo , ni tu paso, ni tu latido tras un mañana.​
Porque no estás sola​
Está mi mano almibarada, mi pecho abierto en estocada de pórtico,​
tan abierto como una muralla lastimada, ​
una playa de tierra submarina desembocando​
en mi sangre labrada para ti, dúctil y acuática​
Nadando los peces escamados ​
las aguas salinas para tu sed
y ​alimento en mis fauces de saliva.​

No estás sola con tus fantasmas, ni llorando tus lagrimas diluidas.​
Porque están mis hombros ​
enlazados como selva clara para tu ojo irritado,​
hombros estirados como rama inalterable de roble​
Espantando los harapientos espectros, al territorio infértil del sepulcro​
donde se revuelcan doloridas las penas disueltas.​
Y los líquenes y algas deshidratados explotan como diques rotos​
que ya no contienen tu instinto presente.​

No estás sola​
Ni el mañana hallará huella ni rastro de tu sombra​
paseando desnuda de compañía con la mano al vacío negro,​
Morirá encerrada en el cuarto de las “pinturas negras” innombrables,​
donde cuelgan y lucen en manchas y ​
en torva se deslizan al olvido irrecuperable.​

No estás sola en tu cuerpo que fue rehén de claustro,​
ahora mis pies masculinos la habitan​
Ya no hay hambre para tu boca porque esta mi carne de pan y espiga​
Mi trigo dorado, bronceado el sol en tu piel blanca ​
de hembra con olfato de pedrigge​

Mi fiebre útil y gélida para saciar tu fruto ardiente​
Y mis manos de instante que ya no retroceden...​
Si no, ​
está mi amor en figura de corazón y fuente​
para que arrojes tu moneda de dicha
y​ pidas todos los deseos inconclusos.​

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