¡Pobre mujer pobreza¡
La celabas en su lecho de
reposo
y al alba clamabas en sigilo
su presencia.
Colmaste su sangre de frío.
De pronto era su voz,
el canto de tus silencios.
Tus ojos la miraban,
tus labios la pronunciaban.
¡Pobre mujer que saboreó el
pan,
las sabanas de escarcha ignoró!
Sus huesos le dolían,
embriagados de tu humedad.
Mas era un clamor ínfimo, con
sus pesares del alma.
La seguías por las calles y
ella, indiferente a tu presencia.
Hiciste de su hogar una casa.
Casa carente de alegrías.
Con soledad de penumbras
y soles de gélidos ocasos.
Macilentos, casi apagados.
La seguías con amor de
abandono,
Tus dientes de carcoma resplandecían
al tocar su puerta con una
rosa en mano.
Ella taciturna y medrosa no
abría.
Tu mirabas a los pobres con
regocijo
limpiar su ultimo plato
herrumbroso.
Te apetecía más ella, con su
vejez de pútrido madero.
Te rehuía en placida marcha,
escondida en las sombras.
Le diste una risa dentada
carente de sonrisa,
de su plato opimo solo
migajas recogía.
¡ Pobre mujer ¡
Fue tan rica en sus miserias
que no supo de tu digna
nobleza.
Creyó que eras tu quien la
perseguía.
Su soledad compañera. Su
opaca sombra en espera.
El pretendiente de su alma.
Más nunca fue tu prometida.
Tuvo un solo amante.
Su alma era esclava de tu
amiga distante.
La Miseria.
Del libro PLANETA HUMANO -
Ed. TIERRA FIRME. BUENOS AIRES - ARGENTINA
Hecho el Depósito según la ley 11-723-
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