Que sobrevuele la flor blanca del cerezo,
un pájaro de tibia alma cruzando el cielo claro
en mi corazón enramado hará su nido.
Ven a mí, cintura de sueño,
sirena de fino latir genuino.
No dilates mi espera, licencia de mis besos
que el árbol abre su copa al oriente del
porvenir
y serán tus manos junto a las mías la hermosura
del lino,
construcción de horizonte, cabaña de madero,
retozo calmo de piel y tejido añil,
cuando fría lluvia sin pausar el agua,
anegue las praderas del campo
serán las manos creativas la resolución del
fuego
y serán
las manos ingeniosas basamento
que sustente las tabernáculos piramidales del
leño.
En tu piel rosácea se inflamará el carmín,
mis labios surtidores vestidos mis ojos de
ternura,
Imposible demorar la luz, ni la voz cerda ver
del trino,
leyenda de bruñas hojas narrarán tu mirar de
follaje rojo.
No es fábula que amplios es mi corazón y todo
para ti,
que todas las mujeres que pasearon por mis
labios
ninguna como
tú, luciérnaga febril, me obsequió la mirada de tus ojos,
ni el imperio de tu entrega febril,
ni los jardines escarlata que has reservado
para mí.
Y serán las manos núbiles, obreras de arcilla,
moldeando
elegantes copas de barro, prístinos cristales
de lagos y golfos,
Catarata serena de fluir rojo esmalte donde la
sed ahogaremos,
y un ave de azul penacho deslumbrante
astros y centellas en nuestras bocas de rayos.
De LLUEVE EL VIENTO EN LOS TEJADOS- Publicado en julio 2019 - Ed. PALIBROS -
N.YORK - EEUU
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Published Word Press Poetry
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