Paráfrasis
a Antonin Rimbaud
Ellos danzan -afable ahogado-
con sus gélidos tobillos amputados/
El rígido fervor de una
piedra muerta en sus sienes
y los amotinados gusanos en
su frente
peinan sus huecos abismos
trepanados/
Como un zombi ejercito
fallecido, dementes aplauden
canción para mi muerte y
sobreviven sus esferas craneales carcomidas/
Lucen sus grasientas
corbatas, su espalda lloroso de encorvada espiga/
Guantes de agujero, corona de
estigma, puñetazo de mejilla dormida/
Bailan y bailan el compás
tribal de la solitaria arpía/
Idolatran a Tanatos que les
tatuó una vida iracunda
y de a ratos gozan una Valkiria
a dentelladas con Eros,
así llevan aliviados el
despojo inerte de sus huesos/
Una madame y un sordo usurero
copan la pista del asfixiado Vals,
con la loca oreja de van Gogh
confunden el violín con el atabal.
En precipitada orgía de voces
siguen el caos de la batalla,
imitan los roces y amanecen lívidas
sus caretas demacradas.
Es el baile sonámbulo al que
la vida no me ha invitado,
en los salones sin taco donde
todos los escalones llevan al purgatorio.
Sin culpa de manco ni amputado
lucen sus pechos horadados,
en sus adyacencias va la
barca de Hades a muelles de cuervos incitados.
Entran su sonámbulo paso de
inmolada capilla
con sus dentellados talones
pegados a la barbilla/
En vano fustigan al corcel
sus órganos de hierro
con su carne sajada por el
Diablo sin criterio/
Vivan sus hurras, ya aplauden
sus besos dormidos
al pecho de las gráciles
damiselas muertas.
De la furiosa crítica y los
comentarios no se asombran,
invocan a Merlín con sádica
fusta y siguen su baile de horca tiesa
rodando su cabeza sin la roja
amenaza del dolor en su esqueleto
de hambruna y anestesiado
placer, flemáticos laxos al alba prolongan,
la danza en la pista suicida y
cuando despunta el nuevo día ahogados títeres retoman su rutina plástica ,
apáticos del coliseo etílico,
depresión causal el cierre de
la fiesta.
Se estimulan con visión de
próximo after hours los adalides con rienda
de corbata y sombrías
refriegas, el pañuelo es yelmo de cabezas rotas,
cuelga un guiñapo de carne en
enjutos garrones , parecen cuando giran,
aspas de viento informes, rígidos
de sopor, al vergel del leño se inmolan.
De LLUEVE EL VIENTO EN LOS
TEJADOS- a publicarse julio 2019 - Ed. PALIBROS - N.YORK - EEUU
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Poemas de ricardo
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