Bruscamente la tarde se fuga en larga
cola de viento
Nada presagia gravitacionales aguaceros
sobre el jardín duerme la sombra de un
arroyo.
Un pájaro ingenuo bebe agua en los
espejos,
tiemblan las ramas del silencio
desanudando hojas de precoces inviernos.
Ya no vibran las ramas del crepúsculo,
el anochecer va instalando redomas de
luceros
y una luna con ojos de pantera revela el
instante inquieto
donde gravita lo tupido del sueño.
En este ámbito libre hay señales de
cortisona en ribetes,
deambulan las calles águilas de rostro
taciturno
relojes en el compas de los horizontes,
oscilan restos de niebla envejecida por
el tiempo,
se sacuden astros polvorientos en
alcobas y flejes.
lo interno ilumina plafones de
iridiscencia vacía,
en este vértigo de ahogo me asfixio y
son mis propios torniquetes
que rebalsan aguas heridas de sangrante
plomizo.
Mido la distancia en la trompa del domo
celeste,
obseso me pregunto, estrafalario
enloquecido
de tener los ojos abiertos en esta
curtida osamenta que de cansancio fallece.
¿Quién mitigará la ultima estrella que
irradia lumen del fondo del estanque y que las pestañas nocturnas ocluyan sus
destellos?
De LLUEVE EL VIENTO EN LOS TEJADOS- a publicarse julio 2019 - Ed. PALIBROS
- N.YORK - EEUU
Hecho el Depósito según la ley 11-723- registro de autores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario