lunes, 30 de diciembre de 2013

LA MARIPOSA EN TI PARPADEA



La dura piedra aguda
rindió sus lastimadas aristas
al roce de tu mano de suave artista.
El alga prendida abrió
su húmedo hocico de centro
a tu mirada de acerba saeta,
clavando la punta en las dos niñas
que juguetean en tus ojos,
mientras evaporas tus diluidos aromas
entra mi corazón de piel en celo.
¡Es ahí!
Cuando tu aliento funde con el mío
conjugado los rostros de liberadas mascaras
Impregnas tu alma en mis zonas de cristales construidos y
tus mieses doradas nadan las riberas del trópico aire/.

Fue así como tu espuma invadió mi espesura/
Tu nutrida sal marina alimentó mi sed de brotes,
mi verde sangre maceró su adulta uva
y mi olor desnudo estimuló la nocturna brisa en vela/
Penetro tu silencio acumulado en la tarde,
mi palabra muda reclama tu aullante presencia/
El grueso alambre del ave dejó su pisada de evidencia/
al descender la mirada a tus pies de pan/
¡Alimento mío!
De todas las entrañas que nutres
trasvasas la distancia del hollejo
y acumulas en mi los ocales/
Al vuelo de tus alas
mis ojos duermen su permanencia,
bajo la cálida sombra

de la trémula mariposa que en ti parpadea.

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