domingo, 29 de diciembre de 2013

MI PATRIA Y SU BANDERA


Veo a mi patria como a mi verde casa de eucaliptos.
Aun en la sala humilde retumba el destartalo
de los crujientes ruidos de fractura
que mis oídos de memoria no olvidan.
Volví a abrir las puertas tan cerradas
como un negro párpado quemado y su ojo de estigma.
La ventana aún conserva el horror de la luz
con la permanente forma del ultraje,
la sombra de pasos y rostros helados.
Los vidrios perdieron sus húmedos cristales cuando anduvieron
las áridas manos incrustando sus hedores de roca nauseabunda.

¡Si mi casa perdió sus aves, mi patria sola esta!
Con una bandera de pluma descuartizada y sin pintura,
el celeste ennegreció las mentes de nocturna cólera y
el blanco deudo despertó en un baúl verde de cuatro ruedas.
Ahora restituyo el fuego del carbón que apagaron
los sótanos del alma oscura
con la gélida precisión de un glaciar planeando su derrumbe.
El humo inicia su limpieza de aire,
al alba nueva la lluvia nutrirá otras raíces.
¡Solo quiero la memoria!
- no la herencia de cicatrices-
que dejaron las botas engreídas de torre escondida
en la noche de rapiña del pseudo hombre.
Vuelve el vaso a su vertiente de
. manantial y brilla...
Brilla como una mágica copa compartida –mientras-
la mesa reviste su poliloquio de afables lenguas  y oídos de escucha.
La mujer deja su ceño de dolor y el hábito del grito su abandono.
Pierden su púa las garras atrincheradas,
retoman los rostros erectos su costumbre de risa,
de las metálicas muelas carnívoras
solo queda la resaca de la carne y su pobreza.
Pestañea su latido el párpado celeste,
el sol regresa su forma en la tela de mi bandera y
amamanta el hilo los valores recuperados de mi patria /
con el expandido astro en medio de las tres rayas de horizonte
las orquídeas elevan su sangre de brote
a la tierra y el cielo, 

y en amplia cabalgata precipitan sus colores de velo,

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