lunes, 30 de diciembre de 2013

ÑANDUBAY, HOSPEDAD DE PÁJAROS



El ñandubay viejo
partido en decenios,
espera el ocaso
en manos de un leñador.
Su mitad es muerta naturaleza.
Su orgullo el renacer
en cada lluvia de enero.
Aun su piel el ansía de lucir verdes brazos/
No le teme al hacha,
solo al abatir de la espera.
Antes de morír al yugo del hachero
                      o ser madero de calor en leño de hogar
 o pútrido mástil de campo
   o rueda de carreta olvidada.
Fortalece sus entrañas,
se hace duro antes de ceder al espanto.
La aridez lo arruga.
Está sediento de río.
No implora ni canta alabanzas.
Su madera noble es corazón de esperanza.
Aguarda de pie,
con altivez y orgullo.
La frente mirando a la vida.
Sus ojos apuntan al cielo
sin plegaria de credo,
   que otro rocío de enero lo moje
y otro milagro renazca.
Ramas a los aires y respira,
con los pulmones verdes de esperanza.
Barre su moho de herrumbre,
asoma un retoño y clama al aire.
que renazcan nuevos hombros y
derramen sus brazos expandidos
la original imagen del alto vegetal,
amaneciendo con los mástiles libres
y la cobija que abrace la nidada
de los pájaros huéspedes del aire/



Todos los derechos reservados por Safe Creative & Word Press

No hay comentarios:

Publicar un comentario