viernes, 24 de octubre de 2014

CREPUSCULO ARDIENTE


Se abrieron
 muy próximos nuestros labios
Como sonoro eco de campanarios.
con el corazón caliente
éramos fuente agitada
En turbulentos besos.

La tarde no interrumpía
ese rugir félido.
La noche no entraba en el silencio
De lenguas quemadas en salitres.

Éramos bocas de crujientes copas
relucientes festejando
el clavel encinto en tu vientre.
Eras paraíso de burbujas,
racimo de apretados icores.
Nos bebimos hasta la sangre de antiguos dioses
en la llegada de un crepúsculo ardiente/

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Poemas de ricardo alvarez@blogspot.com


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