sábado, 14 de enero de 2017

VACUA



Un rostro gira cada mañana 
en hábito de inútil rodilla. 
Desteje su memoria 
el hilo negro de su propia sombra, 
su cara no halla al espejo la mirada
y su pecho traspasa la espalda. 

Es la que tuvo el brillo radiante del oro, 
la del ciego corazón que no pudo ver nada. 
Huérfana quedó de labios y sonrisas,
las ventanas abiertas de espera oblicua 
legaron su corvo dorso,  
el frio congeló antiguas mejillas rosas. 
La cama poderosa abrió su boca
y extraviada la atrapó el abismo de su propio lodo.


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