viernes, 26 de octubre de 2018

LA LECCIÓN




¡AY. Hermano mío! Como pudieron atarte a la cruz
si tu Padre nunca te hubo abandonado
ni aún del Dante sus últimos peldaños
y te ha revivido en letras hasta Juana de Ibarbourou.

Te flageló la atrocidad en una lavada indiferente de manos
en el afluente del agua caída en lágrimas dónde se enjugó Pilatos.
Si una ultima piedra no fue arrojada a la prostituta
fue  por tu palabra de lengua ecléctica e indulta.

¡AY Hermano mío!  Como amaste hasta al enemigo.
Las máculas bélicas del hombre te dolieron como espinas
clavadas en Pedro. Heredero del pan, intestino de amigo.

Si la navidad trascendiera tu nacimiento
y evocara la marca de tus estigmas,
no habrían de chocarse copas en brindis de efímero momento
ni pronunciar vanas conferencias sino palabras de lección dignas.



        Todos los derechos reservados en Safe Creative & Word Press

No hay comentarios:

Publicar un comentario