martes, 30 de octubre de 2018

TUS PUERTAS


Solo pido tu dulce mano para entrar por las puertas
de tu mundo con trazos de agua celeste y sus bordes.
Acariciar el durazno zurcido en tus palmas gruesas
y al envés de este paisaje de dulcísima azúcar morena,
de su sostén dependen las variables en la excéntrica legua
de cuatro estaciones donde eres mi primavera perfecta.

Escucha cantar el gallo al fondo de mi palabra que te nombra.
No me incumben ni pregunto por las cuestiones de la nieve
solo quiero saber donde se posan las golondrinas migrantes
en las pérgolas de tu escote o en que balcones de tu cuerpo volverán
a su regreso los consorcios de exótico plumaje.
Grábate el retrato de mi rostro y la nariz de tótem que se prolonga,
estas dos canicas coloridas hundidas que resaltan del fondo
de las órbitas y bajo una lluvia de lava constante
sobre el alfeizar tómame como estatua de marmóreo bronce,
o como gelatina que hace acrobacias.

Sabes que adoro tus largas piernas de sabores frutales,
solo pido las llaves de tus pórticos y las ventanas de tus cristales.
¿Adonde van las nieblas en anuarios de tiempos que no mueren?
En esos prados conjeturo hay algo que moviliza los músculos labiales,
puedes, por razones selectas, ser el tramo que urde mi dedo con tu aire
y en este nación terrenal al sedoso durazno de tus falanges
lo sostengo con la yema rojiza del membrillo, sapidez de tu arte.
Como un jirón de viento que va a hundirse en la luz con los haces del día.

Abre tus puertas, amor de toda la vida, no dejes ni una minúscula sombra
en las hojas de otoño espeso que en su llama arden fuera de lapsos invernales,
sitios donde las agujas se paralizan bajo el desfiladero de lunas menguantes.
Alto cerro brillante, acequias que solo mis dedos conocen las varas inestables de tus periodos climáticos, vaguada y llanura florida.
como los sables del río a la luz del incendio por mi boca soplan su flama.


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