lunes, 3 de diciembre de 2018

ARRIBA y ABAJO




Arriba. Allí arriba. Más alto que la estatura del telón del cielo, reinan los pocos tronos inoculados con sus amplios territorios de conquista. La tormenta inicia su ebria tempestad, el rayo descarga su electrón de volumen y el agua baja su angustia de ánodo al párpado mágico de la tierra, que en vuelo de pestaña adhesiva lo enroca y pega a su mano. En la lejanía del arriba la garganta caliente baja su blanca ceniza tóxica de niebla/ Pinta en muro el ojo trasgresor de la rebeldía/ El clamor del estallido fractura al viento, llega el crujido a los sordos oídos del Olimpo/ El usurero terrenal Hermes embolsa su emolumento La seca hierba arde su fuego de nostalgia en la nación donde se alimentan los países sin colores/ Plazas hambrientas de niños/ Moradas bocas sin leche/ Allí arriba. El cielo abre la lejanía del diamante inalcanzable/ Abajo la realidad del laboro sublevante va inmolando los sueños recalcitrantes/ Duerme la gélida lana conquistada en almohada y la patria sin urgencia reconquista sus valores irredentos Arriba. El pardo celeste habitáculo tiñe mi bandera/ Cruza la raya roja de la sangre donde había un sol argento/ El sol luce su cresta de blanco centro/ Abajo el níveo de los corazones sin neblina obtienen los celestes sueños de Belgrano. El esfuerzo de la hora suda el papel de hoja en las pieles trajinadas. El paso del pan y el espacio del techo compartido van taladrando su camino.

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