Ella...
Te me internas tan callado
qué a veces no distingo si eres hombre
o fresca brisa de primavera/
Siento que mi instinto de mujer
nunca rozó el gélido invierno que eriza la piel,
ni mi corazón lució tan lozano/
Él...
Entro en la feliz lagrima que por tu mano
suda en catarata resbalando tu mejilla:
En el resplandor de tu risa en espejo y
si primaveras son más que tantas.
En sigilo penetro, y aun muriendo
a tu lado, yace mi beso a tu rodilla/
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