Mi
deseo de ti es visceral.
De las entrañas donde nace el fuego
reflejo.
Dentadura y apetito de tigre encerrado
en el agua.
No como un Romeo.
Como un
animal.
Con
ternura y piel de venado, mirada y garra de león.
Por mis
venas anda él impuso inconsciente con
pasión
frenética desborda.
Como
viril humano tengo mi debilidad pasional y enamorada,
tinta
añil en mis arterias,
sudor
carmesí en mis venas.
Mi
corazón digiere tus penas y mi estómago late con el tuyo.
¡ Así
te amo ¡
Con un
desorden vegetativo, visceral y de autómata robot.
Bordeo
tu pecho horizontal, entre costilla y costilla me detiene
el latido de tu órgano emotivo
exprimido,
en mi cripta sadiomaníaca,
Bebedor
casi adicto de tu icor de evaeros.
Circundo
tu ombligo escultural, hundiendo besos como en un túnel
Y de tu
zona de trópico cálido huelo los aromas exquisitos y
naturales
de tus glándulas transpirando
como la
piña en la selva ecuatorial.
Clavas
tu flecha sónica en mi oído de caracol y de invernáculo
Y en la
punta lleva tu pócima mágica que
me
inunda como el río desbordado en la creciente, y
del dibujo de tu boca salen palabras mudas.
Mueven
tus labios el alfabeto del placer
y de
tus pestañas de pétalo desnudo
se
abren y cierran en ventana mientras
tus
pupilas cruzan el espacio de la nada,
ante la
sacudida del éxtasis aun quedan huellas.
Del
principio del amor, y
del
erorgasmo amplio queda la imagen
en el
espejo del sexo enamorado,
con la
luna plena de testigo.
No es
sexo de mercado. Es sexosacro
De
llamarada en sudor sangrado.
Tan
pura y natural la cópula como la muerte y la vida.
Y la
corriente sin doble lenguaje de los brazos en el cauce
De las rocas y las voces de adentro
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