lunes, 16 de diciembre de 2013

LAS VOCES DE ADENTRO

 

Mi deseo de ti es visceral.

      De las entrañas donde nace el fuego reflejo.
       Dentadura y apetito de tigre encerrado en el agua.
     No como un Romeo.
Como un animal.
Con ternura y piel  de venado, mirada  y garra de león.

Por mis venas anda él impuso inconsciente con
pasión frenética desborda.
Como viril humano tengo mi debilidad pasional y enamorada,
tinta añil en mis arterias,
sudor carmesí en mis venas.
Mi corazón digiere tus penas y mi estómago late con el tuyo.
¡ Así te amo ¡
Con un desorden vegetativo, visceral y de autómata robot.
Bordeo tu pecho horizontal, entre costilla y costilla me detiene
          el latido de tu órgano emotivo exprimido,
      en mi cripta sadiomaníaca,
Bebedor casi adicto de tu icor de evaeros.
Circundo tu ombligo escultural, hundiendo besos como en un túnel
Y de tu zona de trópico cálido huelo los aromas exquisitos y
naturales de tus glándulas transpirando
como la piña en la selva ecuatorial.
Clavas tu flecha sónica en mi oído de caracol y de invernáculo
Y en la punta lleva tu pócima mágica que
me inunda como el río desbordado en la creciente, y
   del dibujo de tu boca salen palabras mudas.

Mueven tus labios el alfabeto del placer
y de tus pestañas de pétalo desnudo
se abren y cierran en ventana mientras
tus pupilas cruzan el espacio de la nada,
ante la sacudida del éxtasis aun quedan huellas.
Del principio del amor, y
del erorgasmo amplio queda la imagen
en el espejo del sexo enamorado,
con la luna plena de testigo.
No es sexo de mercado. Es sexosacro
De llamarada en sudor sangrado.
Tan pura y natural la cópula como la muerte y la vida.
Y la corriente sin doble lenguaje de los brazos en el cauce
De las rocas y las voces de adentro

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