Aun llevo anclada tu voz, en un recodo de mi oído.
Tu serena voz, Tu cadencia melódica.
De fragua y tregua en el camino.
Tus labios de aleteo,
rojo encarnecido,
tinta de camelia,
teñir de mis días y mis noches.
Aun conservo el sonido del
desfile de tu palabra,
en armonía de bemoles, y pentagrama de ternura.
El eco de tu silencio,
es concierto de sonatas.
sensual audacia del lenguaje.
Aun te sueño en mis sueños, cuando me hablas y escucho.
Si enmudeces río al crujir de tus labios y
mi boca a proa, en su rumbo, le
sella un beso.
Es tu paso el que acorta la lejanía.
Tu suave mano de uva, la caricia con aroma.
En la pisada de tu huella hay una profundidad, y
en la calma apetencia de tu imagen de lago,
el Bien y el Mal acuerdan un pacto.
¡ Vientos calmos, sosiego de vendaval ¡
Aun rozo como estreno, tu piel
de renuevo.
Todavía me estremece pronunciarte.
Soñar contigo es sabor de ensueño.
Cadenciosa alma que llevas por ropaje.
¡ Todavía conquistas mi corazón ¡
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