domingo, 16 de febrero de 2014

CARGADA DE RAYOS


Tus besos y tus voces.
Tus caricias y tus dioses.
Tus eléctricos muslos de usina
Tu signo madurando en el espejo.
Entre las aguas de tu pecho
nado con movimiento delfino
a la impresión de tus labios
bajo el cuerpo de la arena.

No habrá ningún aguacero
que inunde nuestros archipiélagos.
Ni nuestra hora de siesta,
Ni los frutos, ni los sembrados huertos.
Con fuerza brutal encarcelaré las espinas
sobre la torre de la tormenta,
y la dilatación del agua
bajo un sombrío arroyo.
Entre la altura infatigable de la montaña.
reclamaré al clavel
conservar tu aroma silvestre,
y que la noche resalte tus pestañas
de luces porque yo perdí
el cielo bajo tus parpados.
Cuando un partícula de sombra
me sumergió en copa
de plácidos licores en un opaco nocturno,
supe que de las tinieblas
me rescataron los dioses
que duermen en tu vientre.
Del inicio en que te amo
traías labios de vírgenes rosas
y se fueron con rojas magnolias violadas.

Fue en el corazón agreste de los bosques,
en las ramas flexibles de cuarzo,
.todo tu cuerpo en lenguaje
rogó por mi abrazo de invierno,
hasta el dialecto de la gélida sangre
y sobre tu piel de abrigo
calentaba mis frutos sementales.
Cuando despertaste cargada de rayos,
colmaste mi sustancia
hasta la fatiga del hueso.
En tus largas piernas comenzó
la fricción de las rocas
hasta soltar arena volcánica.
Un verano que continuó
con el hijo pródigo de otoño.
de hojas rearmado,
de amarillentos papeles polvoreados
en los poderes del aire,
mientras cantaba la voz del cereal y su retoño,
al inclinarme en tu reino en medio de la nada.













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