lunes, 24 de febrero de 2014

NUESTRA TORRE DE LUZ


¡ Mujer blanca mía ¡
Blanca como la harina refinada,
que nace del corazón de la pachamama.
Tu delicada alma
está envuelta en la turgencia de tu cuerpo.
Cuerpo de carnal manzana,
donde el rayo golpea y se parte,
precipitado como el jazmín a la sombra de tu territorio.

Mujer de risa blanca como espejismo.
Aroma espeso,
destilando alhelí en tu pelo de velo.
cubriendo la belleza del escenario,
de tu cuello de cisne blanco y alas celestes.

¡ Hermosa mia ¡
Recojo de la noche,
la espuma indeleble de la estrella reluciente,
moldeada en tu frente,
bajando por tus ojos de naturaleza viva.
Mientras,
en la cresta lumínica de tu mirada,
me siento en tus pestañas de rama en flor,
a contemplar tu estatura,
como el cristal impuesto en el agua.
Y como la crisálida vestida,
aguardo tu boca abierta de aliento
para emprender el vuelo desde tu mirar de montaña..
Con la  cálida brisa de tu suspiro,
en los pasillos de los poderes del aire, donde reina el viento
 y parte mi capullo.
Surgiendo juntos,
como mariposas apareadas,
desde nuestra torre de luz y aliento de atalaya.


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