martes, 28 de abril de 2015

LÁGRIMAS DEL CIELO




En la frontera de los besos nos ardió la boca,

y a fuego lento

se consumieron las lenguas
en el lago inclemente.
Ya no quedan restos de lágrimas
pegadas al vidrio de la lluvia.
Y nuestra patria, patria de corazón compartido,
se evadió del paraíso a un  país de amor y ventisca.
Tu voz dulce de néctar  a la lejanía
 me suena a voz en sincronía y
el eco se expande por la arena
cuando un pico níveo
decora mis sienes blancas.

Todavía se suspenden olores
llenando la soledad,
manchas húmedas en las paredes
Cuando el espejo me mira hallo tu forma.
Tu silueta se dibuja con algo de amnesia
Soy un sonámbulo vagando en el paraíso de los recuerdos
Me voy a la claridad de tu mortal destello.
De la recóndita memoria del amor
Solo evoco tu vidrio imponente,
cuando deglute tu imagen y refleja una sombra,
en el cristal de azufre de su cintura.
¡De ti me quedo, el apetito voraz de tu carne desnuda ¡
Y de tu alma.
¿Como mensurar el tamaño de su estatura ¿
Por las tardes le hablo al silencio de ti.
De tus lágrimas de rocío,
el humo de tu hoguera.
De la ausencia de tus ojos,
donde las nubes pelean
en mitad del llanto del cielo, y
en tus pupilas tiro mi red de pescador iluso,
al océano donde caben mis manos de estanque.
¡Llora cielo.
No de tristeza ¡
Mí querubín no se perdió del rebaño
ni en hojarasca de otoño,
cuando las hojas caídas son alfombra
y las ramas desnudas bellas damas que
emergen en el retrato
de las primaveras colmadas de antaño.
Nuestro amor centelleó el pico de la noche, y
al galope soltando agua enamorada por los campos.

¡Ah, si el cielo llora tu ausencia ¡
Armaderas de barcas
atentas a un nuevo Diluvio.




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