viernes, 19 de octubre de 2018

NUNCA ATARDECÍA







Entre tú, yo, y la tierra amor, hubo sombras
cuando el sol iluminaba los verdes.
Entre tú y yo, el suelo también prendía luces
mientras el sol en su naranja siesta menguaba.
Entre nosotros rondaba la óptima naturaleza.

La iridiscencia del nácar penetraba costales de uva
y la vid en nuestras pieles se embebía.
Entre nuestros pechos dos casales pumas
de pupilas amantes bermejas se embravecían,
nuestros brazos acunaban orquídeas de realeza.

Entre tú y yo! Amor!
La greba se anegaba repleta de respuestas
al significado del fonema amor sin ataduras.
Cobraban celeste vuelos los pájaros del aire
y todos los besos rojos se corrompían.
El aire traía labios que del alma se rozaban
y el presente veía comisuras entretejidas.
La noche y la mañana eran ecléctica violácea testigo
de una sápida guerra amante que nunca atardecía.



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