domingo, 27 de octubre de 2013

BAJO UN PANAL DERROTADO


Ven a mí como la rosa roja ardida
descifrando el enigma de la distancia.
Suelta tus anclas
y trae tus muslos blancos mujer bravía.

Acelera el paso sin tregua

que mi loco amor te aguarda,

deja la pena famélica  sin ropas
y la angustia deshojada/
Ven a mi latido de vena propia
con tu piel virgen armada en el lodo/
Apaga tu necesaria sed
de amor en un todo

en mi alma de lago y cuerpo desvestido/

Agita tu voraz paso de hambre noble
que el amor
siempre llega con sus temblores
sacudiendo como polvo los pesares del alma
con los pañuelos rosas de la ventisca
y sus aletas de retorno  traen
el aire renovado en tus pies de negra harina/

 

Ven con el vértigo de tus mareas azotadas

y trae todo el agua de tu llanto depurado/
La fatiga de corazón peregrino
para el fuego
contenido en mi volumen de brazos/
Mis manos de llama deslizarán calor
en tu pradera de espeso continente/
Caminemos como dos columnas de piernas
fortalecidas en una batalla de relámpagos
con los márgenes de la luz y su delicia,
andando las delgadas sendas de la claridad,
hasta precipitarse
los cereales alimentados
en dos cuerpos nutridos
bajo un panal derrotado/



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