domingo, 27 de octubre de 2013

UNIDOS POR LA SANGRE


Resalta tu voz repicando entre acústicos cristales y
en el plano frenético reclamas mis labios,
bajo una apagada llovizna entras
a las calles del fuego
con horizontes de piélagos y
perlas de rocío en tus ojos prominentes.
Me exilio en labradas tierras de cerezo
como hojas celestes de árboles errantes.
En tu vuelo de colibrí me embeleso
cuando con tus pies clementes
avanza tu corazón de arterias pasionales.
Cantas en la bandera de este cuerpo
húmedo estrofas de himno nacional.
Eleva tu boca amor
que dentro duerme el ojo de la noche.
Profundiza mis labios en los tuyos enamorados
hasta perder la vaguedad libre de mi acento.
Honrémonos bajo el domo de campanas
cuando el badajo suena a flautas en los bronces.
Ampárame en tu expandida bahía mineral
donde mi forma conjuga su estructura,
en tus abismos redentores
clávame tu piel de borde horizontal
con el fragor del dulce látigo y que resuene
el flagelo en la cúspide del corazón, deja
penetrar tu palabra de lago en serena calma
sobre los pétalos de mi ombligo.
Amor, déjame tu canto en mis manos
para que el día no se inicie mudo.
Comienza a pintar el mundo
con tus labios purpuras de galaxia.
Baja una luna hasta mi boca,
préñame con arco iris de besos y
que lluevan afiligranadas gotas en mi cuerpo.
Te entrego todas mis latitudes y sus cuadrados
para que habites mi gruta de labios iluminados
y en una piedra de estrellas encadenadas
donde el alba guarda cuatro voces
desato mis corceles alados
trotando bajo la vertiente
de un cielo anonadado y
mira amada con estupor...
Yo soy tu otro corazón,
colmada expresión de mansedumbre
que se aparea con tu sangre
como una ola de vino
fundadora de pueblos
sobre tu pecho de cumbre.

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