jueves, 5 de diciembre de 2013

FUISTE MI ELECCIÓN



Admiré el cielo
cuando iluminaba sus farolas de espejo
al temblor ordenado de tu pestañeo.
Cuando tus eternos ojos de centella
dejaban la lagrima alegre del rocío en la corola.
El ave del pan y la mojada caracola
desprendían su firmamento de mador.

¡Pero elegí tu sudor!
Como el agua destilada predilecta
de una lluvia nocturna y
su repique de zinc golpeando el techo.
Dormía mis noches con tu recuerdo
antes que la seductora risa de la luna
mostrara su espeso esmalte.

Conocí la rama del pino, su piña y la trementina.
Pero elegí tus brazos de rama y tu esencia de tilo,
cuando indivisible ya era tu cuerpo del alma.
De todas las hebras, raíces y filamentos/
De la brillante telaraña
que llega de visita por las tardes,
me quedé con el sortilegio de tu pelo
y de los ínfimos tesoros de mi corazón
elegí como arca depositaria
tu salvaje corazón, y
la espesa selva de tu alma.


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