El diáfano reino del
atardecer impera
sobre el trono azul donde
brilla el jardín.
La calma verde desnuda
haces del otoño perfecta
primavera.
Rmbarinos girasoles a Latoya
circundan.
Revuelo de migrantes
golondrinas.
urden cometas con bejucos de
riberas.
Sobre cerros cristales de
nubes depuran
abrir de claros huecos
campanas vesperales repican.
Vastedad de nieve al mirar
cautiva cellisca
desciende gravitacional
laderas al sol diluidas
y decoran níveo algodón
aldeas
donde los parpados de Latoya
dormitan.
Mira imaginario espectador,
la conglomeración rosácea
se aúna a un cañaveral de
tulipas donde se pierden grises sombras.
Luciérnagas escriben en la
oscuridad su nombre,
grillos entre piedras corean
el compás de su himno,
desde el fondo de la tierra
estallan letras que a su encanto glorifican.
Claridad que transparenta la
densidad opaca,
rueda el oro en sus
venturosas mejillas.
Este atardecer cuasi oscuro
obsequia roja sangre de tulipas
y en sus arreboles se espeja
el Jacinto incrustado en sus pupilas.
De LLUEVE EL VIENTO EN LOS
TEJADOS- a publicarse julio 2019 - Ed. PALIBROS - N.YORK - EEUU
Hecho el Depósito según la
ley 11-723- registro de autores.
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