ONCE Y ONCE...a los desaparecidos... (RICARDO ALVAREZ).
ONCE y ONCE - en memoria a los desaparecidos en Argentina
once y once se refiere a la final del mundial
entre Argentina y Holanda mientras sucedían matanzas genocidias.
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I
Tengo
recuerdos tristes para hacer versos, y
no
quiero que la pena derrote
a la
esperanza cuando escribo.
Ni el
flagelante ruido de los tanques adversos,
Me
apague la voz de la memoria y el olvido.
La
muerte anduvo por las bibliotecas ardiendo,
pupitres
llorando ausencias y escritorios mancos.
El
canto se frustró en los oídos
cuando
la palabra se partió en silabas.
La
ilusión se hizo quimera y del amor
uniformado
nació el hijo dócil.
Salvaje
cría de dinosaurio, de marrón-gris pelaje.
Recuerdo
que la cultura se fue de viaje obligado,
sin
boleto, ausente sin aviso.
La
pluma tachó negras listas de olvido,
vestidas
de luto anticipado.
Se
apagó la opinión en las lenguas
Acalambradas
del voltaje.
Las
casas se hicieron refugio y cercadas
Mas
cercadas que los jardines de un botánico.
La
tiranía se disfrazó de golpe, y
con
etiqueta de gala asistió al banquete
de la
Logia cómplice de los poderosos.
Se armó
el circo romano para la plebe,
en
estreno de reluciente pasto blasfemado:
¡ Once y once en
cada lado ¡
Blanco,
celeste y naranja. Parecía ecuánime batalla.
En un
desierto país como sede,
se
estampó en color el Derechos y Humanos.
Bajo el
asfalto se apago el silbido de los sin canto, y
el ala
de la libertad se fracturó contra los muros,
cuando
el ave voló al cielo, la muerte le disparó.
¡ Once y Once en
el escenario ¡
Treinta
mil a los vestuarios y otros tantos,
a la
frontera del tormento y el calvario.
El
Purgatorio del Dante se pintó anticipado,
en los
claustros tapiados y sordos.
Del
celeste de la bandera a la cruz del cielo. Y del blanco...
¡ Quien
sabe que fue del blanco ¡
No
alcanzó el Diluvio para lavar el rojo, y
los
adoquines se lavaron con lagrima de angustiado.
¡ Tengo
recuerdos tristes. Pero una memoria impía ¡
II
La goma
de capucha blanca, no borra el olvido.
Recuerdo
la tarde uniformada, trepándose al Rosado bacón.
La
Catedral repicó las campanas del anticristo, y
las
palomas huyeron del meridiano de Mayo.
Un
amigo escribió de Praga, una vecina con nombre nuevo llamo de Estocolmo y mis
primos de España preguntaron: ¿ Como estais ¿
¡ Once y Once ¡
No fue una guerra justa.
Miles
de negro luto entre un sinfín de rojo sangre asesino.
No hay
paridad alguna. Es infame cobardía.
Al hijo
el rapto le llevo el padre,
al
padre se le evaporo la mujer, y
la
muerte vio caer la lagrima de la abuela madre,
mientras
rondaba la plaza sin respuestas.
¿ Como
se seca el llanto, en los ojos inocentes ¿
¿ Como
se responde al flagelo y a la vergüenza ¿
Me
rebasa el odio interno en el rincón humano del alma, y
de la
voz de la memoria el canto. Que no me enferme el veneno.
Trato
de comprender la ignorancia salvaje, de idolatría fanática.
Se
saltaron el capitulo del Domingo:
¡
Bárbaro, las ideas no se matan ¡
De los
recuerdos tristes aprendí una moraleja:
Tras
las paredes se borra el canto y de los ladrillos emerge la voz.
¡ Los
olvidos no mueren ¡
¡ La
memoria no se entierra con cemento ¡
a mi compañero. El tano Lopardo
y todos los desaparecidos de mi patria. Los
dictadores y sus secuaces fueron juzgados en tribunal oral y sentenciados.
Mucha gente luchó para que esto sucediera y como pueblo conserváramos los
crímenes de lesa humanidad en la memoria por siempre.
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