viernes, 30 de noviembre de 2018

AQUEL HUMANOIDE




 - EL DICTADOS DEL 76

Entonces era el corazón sin latir de la roca
respirando el aire en el destino del hierro.
El agua del río que se desborda
y baña de oropel el estiércol.

Supo ser un hombre de brea limpio,
sin manos contaminadas de cenizos
que claudicó su alma a terreno impío y
hoy recoge vacías huellas de sus caminos.
Se acopló en nombre de la esvástica moneda
arrojada en mala muerte de doblada charca/
Envuelto en un trapo sin valor de bandera,
tiritando hasta la fractura bajo la escarcha.
Fueron amplios sus saqueados dominios
cuando rugía su voz en sonata desafinada.
Un clon con careta de dictador esmerado
sentado al trono de una junta sin motivos,

marcando negras cruces con afán desatinado
Entonces era prominente nuca de olvido,
hoy osamenta de urna sin resplandor,
una cruz invertida que no llora el Divino,
seña de punta en los dedos del poblerío.
Un parto cerrado,
hijo paria de un amor clandestino.
una espina al alma del Altísimo

hecho hombre pecador/

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