miércoles, 14 de agosto de 2013

EL PASAJERO LOCO...


      EL PASAJERO LOCO...   (RICARDO ALVAREZ).

El día esta árido, casi marchito e insípido. 
Sin rastros de pétalos deshojados por el ensueño 
Ni colorida primavera de tierra partida 
Sembrado de brea gris y negro de asfalto 
Y abundantes flores... 
flores secas emergiendo tras las pálidas montañas 
Entre las ramas de la acacia estéril, 
a lo lejos, el horizonte 
Bajo la sombra de un plátano mustio 
cabalga un centauro de trípode pódico 

Cuando de la estepa cálida e iluminada 
Caminando entre los eucaliptos al borde de la quiebra por la ventisca, 
chocando con las aspas del molino, 
con las colinas de fondo, el eco trae el silbido estrafalario 
del pasajero ambulante y loco. 
Huyendo de los fríos picos de la gélida ciudad 
y los dandys abonados y multiplicados 
Aburrido de la rutina cotidiana abona el pasaje de la vida 
con tarjeta ya vencida. 
Y trepa al tren del cielo, de las nubes jujeñas. 
Como fugitivo de una cárcel sin rejas 
Esta alma pura no purga ningún pecado. 
En los campos de Dios ni siquiera ha blasfemado. 
Tuvo la terrible desdicha de nacer como alma pura, 
errante y libre, 
después de haber vivido el cartoneo 
exprimido como una naranja de avenida 

Con el cenizo pisado en la frente 
entre el pecado ajeno expropiadle y 
del luto que lo cubre guarda un pañuelo enjugado como joya 
En su carné colgante de locura y 
la otra mano rasgando su bolsillo roto de harapo, 
Una visa con sello de credo y cuerdo, 
Mas allá de la vida, 
Mas allá del fuego de todos los infiernos. 
Paseando su quimera en un Rocinante 
Con la cuerda locura del Quijote y 
La foto de su amor, su Dulcinea del Toboso. 
Es un loco enamorado.

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