martes, 30 de septiembre de 2014

ARDIENTE


       Tras mi nuca, siempre está tu trasnochado aliento.
           Viento y aire frío soplan resbalando por mi cuello, y
como si fuese una invernal ventana,
con la boca abierta de par en par,
tu aliento de aullido de gata en celo
roza mi oído y mi oreja fría  parece
que del invierno salta al estío.

En mi cuello como de sombra perseguida
se anuncias tus yemas encendidas,
Como un caño derruido y
el agua mojando las paredes de mi cuello-nuca.
Son tus besos silenciosos,
          derramando cálida saliva como una corriente continua.

Cuando tus dedos ladrones le roban caricias
a mi rostro, parece que tu mano se agranda, y
 trasvasa mi cuello como si fuese pulpa blanda.
Palpas mis párpados y la noche se hace inagotable.
Tu tierna mirada me traspasa de la nuca
al espejo de mi frente.
Con tus palmas retozando en zigzag por mi boca,
como si mis labios fuesen tu juguete.

Cuando asoman tus palmas de arena y
brillo como el desierto blanco,
la senda de los caracoles se lee en sus rayas
La noche se va haciendo de insomnio eterno y
devoro el pan de tu frente y boca.
Pan que devoro como caníbal y nace cada mañana,
del carbón horneado

de tu aliento ardiente trasnochado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario