lunes, 28 de abril de 2014

EN LAS LARGAS PIERNAS DE MI PADREA


Mi casa era un hogar azul/
Al ritual en las rodillas de mi padre
Cabalgaban en prado brioso los potros de la vida
abriendo sus portales de narices/
El naranja jugaba
con la luz del alba,
el viento sin longitud
agitaba su pañuelo de secuestro/

Mis  parras recuperaban los imantados aromas
cuando los colgajos vecinos abrían su víscera de olor/
En su dulce acritud
la loción del poliglota quinoto
hablaba el idioma de la rosa/
El enano limón maduro se agigantaba
adulando seductor las  tilas perfumadas/

La medida del ojo era impronta
que extendía la hora
de la tenaz tristeza de la tarde/

Aún mi húmedo ojo cristalino
tiene la mirada clara del niño
y la habitual sacudida en calesita
en las largas piernas de mi padre.

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