lunes, 28 de abril de 2014

ERES ARDIENTE CREPÚSCULO


¡Porque amada!
El macho disputa el fuego del planeta
ardiendo en la boca de la mujer.
Si entre mi pecho de tigre y tus aromas de cañaveral verde
borré la muerte del camino y
todos los intentos de plantar oscuros por rojos...
A ellos anduve acechándolos con garra
y la quemante fragua de mis venas pasionarias.
Esperé por tu amor de morada bajo tu boca sedienta de dátil,
cuando la palmera levantó un susurro de temblor y
recogían las hojas tu voz de campana intensa.
Tan intensa que la oí como lejanía
aun cuando nuestros vientres de leño
trepaban los labios de enredadera
a los venales cuellos donde horadamos la senda.

¡Tan intenso te amo. Amor ¡     Amor de optima plenitud,
que mi corazón roza el borde la fatiga
y su arteria extiende mi brazo de guerra
sepultando la muerte llorosa de la piedra y
mi ronca voz se extiende a las praderas combativas.
Porque no soy...
No soy el que ruega al trigo la escuela del dorado
sino el que pinta la agricultura con la paleta de mis humores
y los pinceles de tu hebra-cabellera.
¡Mañana amada!
Habrá otra hoja de árbol en escaso papel
para nuestro amor de amplio silencio no escrito.
Cuando cae la noche en mi antro de labios,
tus besos rojos invencibles
andan sus motores de seda suavizando mi garganta y
la caridad de la nueva tiniebla acaricia tus párpados
cuando el bosque abre su ojo vespertino y
aspas del aire giran en tus pestañas de hélice acumulada...
La disputa de mi maltrecha hombruna
tuerce su boca perpleja de ardiente jacinto oblicuo y
en la opción de todos los fuegos...
Elijo tus ardientes crepúsculos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario