miércoles, 30 de abril de 2014

VACÍA


Un rostro gira cada mañana
en hábito de inútil rodilla.
Desteje su memoria
el hilo negro de su propia sombra,
Su cara no halla el espejo…
Su pecho de agujero traspasa la espalda.
Es la que tuvo su pasado de todo,
la del ciego corazón que no pudo ver nada.
Huérfana quedó de labios y sonrisas a
las ventanas abiertas de la espera oblicua
legaron su corvo dorso, y
el frio congeló sus antiguas mejillas rosas.
La cama poderosa abrió su boca y
extraviada la atrapó en el abismo de su propio lodo.


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